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En los últimos años se ha instalado en la
opinión pública y en el ámbito científico que los rumiantes son los
responsables principales del calentamiento global, porque emiten grandes
cantidades de gas metano. Pero esos cuestionamientos oportunistas,
simplificadores y unilaterales no consideran las ventajas que poseen los
rumiantes, como la capacidad para digerir la fibra de los forrajes para
producir un alimento básico como la leche. Además de la carne y un gran número
de productos. Cuando consideramos la eficiencia con la que las vacas generan un
alimento esencial con forrajes y granos principalmente y la
comparamos con los combustibles y los motores utilizados para los
desplazamientos y los trabajos con maquinarias, encontramos lo siguiente:
Con 10 litros de combustible, en el motor más
rendidor (diésel a revoluciones constantes), 6 litros de la energía química potencial
se pierden como calor y los 4 restantes dan energía para el desplazamiento o el
trabajo de maquinarias (parte de la cual se pierde por diversas resistencias de
rodadura y otras causas). En el mejor de los casos, entonces, aprovecharemos
para el fin específico sólo 2 litros. Expresado de otra forma: 80% del combustible fósil que usamos se disipa
como calor o por pérdidas diversas.
Un rumiante, en promedio y
groseramente cada 10 kg de Materia Seca que consume, 3,5kg los usa para mantenimiento (metabolismo
basal) y con el resto produce groseramente 6 litros de leche o 600 gramos de
peso vivo en producción de carne. Con la diferencia que parte de los 3,5 kg del
ejemplo y lo no digerido del total (groseramente otros 3,5 kg de MS) se
reciclan como materia orgánica que se pueden utilizar como enmiendas o para
producir bioenergía. En el caso de la leche, con menos de 2 kg de MS forrajera
producimos 1 litro de leche. Una eficiencia buena, ya que en una hectárea
podemos producir en promedio 12.000 kg de MS. Algo así como 7.ooo litros de
leche con buenos cultivares, energía fósil y gran cantidad de energía solar. Expresado de otra forma: 60% de la materia seca forrajera que
utiliza un rumiante se desaprovecha directamente; pero una parte importante de
la misma es reutilizable. Podemos decir entonces que:
Los
motores térmicos son máquinas con un despilfarro energético de consideración.
Los
rumiantes son animales que digieren la fibra de los forrajes para transformarla
en ácidos grasos volátiles para producir leche con buen aprovechamiento
energético.
En los motores la energía
no aprovechable se disipa, en los rumiantes gran parte de la misma es
reutilizable
Con
una ventaja adicional para los rumiantes: la mejora en la eficiencia en los
motores de combustión interna está limitada y casi en su máximo teórico. En
cambio la producción de forrajes con menor costo energético y mayor rendimiento
energético (digestibilidad) con nuevos cultivares, con nuevos eventos
biotecnológicos, con el aprovechamiento de efluentes como enmiendas orgánicas y la
producción de alimentos funcionales, entre otros, ya se están desarrollando
para aumentar la eficiencia de los rumiantes y por ende la sustentabilidad.
En
los cálculos se consideró un forraje como alimento principal, con 65% de
digestibilidad. Como subproducto de la fermentación y de la producción de
ácidos grasos volátiles se produce el metano en cuestión
Si bien en la comparación no se
consideró la energía fósil necesaria para producir el forraje y acondicionarlo,
tampoco se consideró la logística para transportar y almacenar el combustible
desde la destilería, que representa un gasto energético importante.