Entrega de actualidad técnica
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La ganadería, tanto de carne como de
leche, es un actor esencial de los territorios rurales, en el seno de los
cuales contribuye al mantenimiento de la fertilidad de los suelos, a la
conservación de paisajes rurales con calidad ambiental, al mantenimiento de la
vida rural y la creación de empleo, como así también al patrimonio y la
identidad cultural (1primera
caracterización francesa, INRA, 2014).
Esa caracterización reciente
que se hizo de la ganadería francesa se podría realizar en forma similar en
nuestro país. Pero hacerlo tiene sentido sólo si se ponen en consideración
conocimientos y herramientas interdisciplinarias que permitan informar a los
políticos encargados de las decisiones del Estado y a la sociedad en general y
en particular a los productores de carne y leche para que conozcan y apliquen más
de gestión ambiental, desarrollen los territorios preservando la identidad
cultural y como broche se mejore la producción. Porque mejorar la producción es
producir más y con mejor calidad, pero respetando el bienestar animal, el
tratamiento y control de efluentes y la conservación del paisaje, como mínimo
en el siglo XXI. En algún momento en Argentina habrá que caracterizar las
grandes producciones agropecuarias y actuar con convicción Federal para evitar
las contradicciones. Reparemos en ganadería. Hoy, todo vale,
Feed Lot como un chiquero, en bajo inundable, junto al arroyo Pavón que al desbordar arrastra sus efluentes |
- desde verdaderos Feed Lot bien manejados nutricionalmente y ambientalmente hasta “chiqueros de vacas”; en bajos y al borde de cursos de agua e incierto origen de la alimentación, o
- sistemas con planificación y forrajes conservados hasta sistemas con pastizales y pasturas degradados que colapsan inevitablemente por deficiencia o exceso de agua; o
- paisajes armónicos y característicos con sistemas productivos rendidores y eficientes hasta paisajes degradados por mal manejo, sobrepastoreo y malas prácticas en general con sistemas que producen varias veces menos que los rendidores y eficientes.
Podríamos agregar más ejemplos y veríamos como constante que, donde los
sistemas fallan, aparecen malos manejos (de todo tipo, desde lo agropecuario
hasta lo ambiental y social) y también hay falta de planificación cuya
principal consecuencia es la falta del alimento básico de un rumiante (pasto,
heno y silaje). La tecnología y el manejo para una buena alimentación están
disponibles, como también se dispone de herramientas para la gestión ambiental
y políticas públicas que pueden contribuir al mejoramiento de la vida rural y a
la valorización de los productos. Si no se aprovechan, no se aplican o no se
incentivan habrá que recurrir a leyes y normativas que favorezcan la vitalidad
territorial, promuevan la trazabilidad y se anticipen a las futuras regulaciones
externas y a las exigencias de los consumidores locales. En resumen, deberá
promoverse mayor y mejor producción, en nuestro caso de carne y leche, con
estándares ambientales mínimos.
Nuevamente en un tema tan
sensible como este, el rol de los forrajes conservados adquiere importancia y
como ya hemos mencionado en otras entregas, los mismos aseguran intensificación
de la producción y regularidad en el abastecimiento. La sostenibilidad del
sistema productivo requerirá la aplicación de leyes y normas como las
mencionadas más arriba, que en países como Francia se están considerando en
forma sistémica. En Argentina hay organismos oficiales como INTA y SENASA,
entidades y empresas e inclusive productores individuales que están preocupados
y desarrollando seriamente los mismos temas planteados por los franceses. El
problema es que la implementación de normas no se hace mancomunadamente y la
voluntad política para el cambio es muy incipiente y de poco peso.